No pares,
no te detengas,
que no cese tu trompeta
ni tu voz de oro
y miel.
No te mueras nunca.
No me dejes solo.
Ignacio Elola
No pares,
no te detengas,
que no cese tu trompeta
ni tu voz de oro
y miel.
No te mueras nunca.
No me dejes solo.
"El Libro de la Quietud" • © Ignacio Elola , 2010