martes, 20 de abril de 2010

Agonía

En sus estertores
escupe rayos de luz
al que yace en la hierba,
desparramando realidad
sobre todo lo que ama,
es amado,
existe.

La gente camina deprisa
en la ciudad, no corren,
hay que guardar lar formas.
Se refugian en sus hogares
listos para cenar y acostarse.

Y los rayos mueren
sobre el frío hormigón.

Y el sol desciende
dispuesto a despertar,
en otro lugar,
a quién quiera vivir.