martes, 20 de abril de 2010

Parábola cotidiana #1

Manuel no vivía los minutos, ni siquiera los días. Simplemente pasaban por él, o él por ellos. No pensaba mucho en la muerte, dado que no se sentía aceptado plenamente por la vida. No pensaba en ella pero le gustaba tener siempre al alcance de la mano alguna lata de conservas, en la que buscar una fecha lejana -febrero 2012- y sonreía pensando que aquella lata le sobreviviría. Un día de esos que pasaban por Manuel, Manuel resbaló en la ducha. Se encontró instantaneamente agarrado, con una mano a la cortina, con la otra a la barandilla y con los dientes a su vida. Manuel fue consciente de lo que su propio cuerpo y su propio espiritu ansiaba aferrarse a la vida, a su vida. Porque tuvo miedo, tuvo miedo de caerse de bruces contra el marmol, caerse de bruces y sangrar sobre el marmol. Manuel tardó un solo día en comprar una alfombrilla para la ducha.